Pedro señala que es necesario pasar por muchas pruebas para que al final la fe pueda salir aprobada el día en que Jesús regrese.
En la prueba se ve sometida la fe porque en la prueba vivo muchas cosas que no espero, que duelen, que desilusionan, que roban la confianza y la alegría en muchas ocasiones, pero ¿Cómo podrá ser probada la fe sin todo eso? ¿Cómo guardar la esperanza de lo que se espera si ya lo estamos viviendo?
Las pruebas no solo son inevitables son necesarias para nuestra fortaleza espiritual si de ellas salimos fortalecidos no abatidos, por eso vale más que el oro, porque el crecimiento que trae al espíritu es invaluable, indestructible.
La fe trae alegría y una fe probada por fuego merecerá la aprobación, la gloria y el honor de Jesús. Cuánto nuestros corazones no deben de estar ansiosos e ilusionados por ganar esa aprobación de nuestro Maestro.
1 Pe 1:8-13
Cristo habría de sufrir, ¿Cómo somos nosotros cuando sabemos que vamos a pasar algún sufrimiento? ¿Lo aceptamos? ¿Nos causa tristeza? ¿Lo consideramos una injusticia? ¿Alcanzamos a ver el propósito y el crecimiento que puede traer? ¿Cuántas veces hemos aprendido del sufrimiento?
Cristo acepto su sufrimiento, sabía que era nuestra salvación, lo acepto, sintió una tristeza de muerte (Mt 26:38), era una injusticia pero él no pidió justicia, se quedo callado (escritura) y finalmente experimento la victoria. El sufrimiento no es siempre derrota, pero al mundo le encanta el placer.
1 Pe 1:14-25
Pedro nos señala que no debemos de vivir conforme a nuestros deseos antes de conocer a Cristo y que debemos de mostrarle a Dios reverencia en nuestra conducta.
¿Cuáles son los malos deseos en cada uno de nuestros corazones?, ¿Cómo poder morir completamente a ellos?, Sin embargo viviendo para Cristo completamente, haciendo morir el pecado, como Él ya un día murió por nosotros (2 Co 5:14-15). Y también la lucha interior que tenemos con las tentaciones son difíciles y nos traen sufrimiento, pero este sufrimiento al abandonar nuestra naturaleza pecadora y entregarnos a Dios se transforma en fruto en nuestro corazón.
Nuestro rescate se pago con la “sangre preciosa de Cristo” y eso le dolió, para Jesús el sufrimiento no era algo nuevo o extraordinario, pero el máximo sufrimiento físico que experimento fue la crucifixión. Él se preparo para recibir los golpes, los insultos, los látigos y los clavos, todo esto dolió mucho, Él sufrió. ¿Cómo debo entrenar a mi cuerpo en un sufrimiento físico? ¿Lo debo de hacer? ¿Dios me pide que sufra también físicamente? Los cristianos del primer siglo sí sufrieron en sus propios cuerpos. ¿Hoy en un país como México el verdadero cristiano sufre en su cuerpo? Quizá la disciplina que debemos de tener al cuidar el templo en el que el Espíritu de Dios habita sea el mayor sufrimiento que podamos ofrecerle a Cristo en nuestros propios cuerpos, lo cual esta muy alejado del verdadero sufrimiento que los cristianos primitivos experimentaron.
1 Pe 2:1-12
Los deseos humanos luchan contra el alma, señala Pedro en su carta. Nuestra alma se encontrará con un lucha interna cada día tratando de ser ganada para Cristo, algunos días las batallas podrán ser ganadas y otras nos derrotarán pero debemos levantarnos siempre buscar en Dios el fortalecimiento de nuestra armadura. En toda la lucha sufriremos y ese sufrimiento no debe de extrañarnos sino buscar fortalecimiento en vez de debilitarnos y volvernos atrás (Heb 10:38) durante la prueba y crecimiento espiritual después de ella
1 Pe 2:13-25
Me impresiona mucho la sentencia de Pedro “respeten al emperador” el emperador en los tiempos en que Pedro escribe su epístola traería desgracia y persecución a los cristianos que de ese tiempo. Muchos líderes pudieron llamar a una revuelta pero Pedro llama a un sometimiento a toda autoridad humana.
Sometimiento a los amos injustos no sólo a los buenos, sometimiento al emperador romano porque: “es cosa agradable a Dios que uno soporte sufrimientos injustamente, por sentido de responsabilidad delante de él”.
Definitivamente Dios nos llama a conquistar nuestra alma, nuestro ser entero para Él. Luc 22:63-65 es una profunda inspiración para mí Jesús soporta golpes y burlas, el hombre que siempre había sido activo para con las personas, con sus manos, con sus palabras, en esta ocasión sólo puede ser activo en su corazón. Me he preguntado que cosas pasaron por su mente: “malditos”, “los odio”, con certeza esas no fueron sus pensamientos a quienes lo golpearon y maltrataron, tampoco les pudo enseñar con palabras, Él soporto el sufrimiento injustamente y eso agrado a Dios. Jesús soporto eso por el sentido de responsabilidad que tenía delante de Dios de ir a la Cruz y ser nuestro Salvador.
Yo sufro porque seguir el ejemplo de Cristo, sufro por Dios para agradarlo a Él y porque he podido ver que después del sufrimiento no soy igual, tengo la posibilidad de ser mejor para Él, pero a mí no me gusta sufrir y no es propio de mi naturaleza aceptarlo.
1 Pe 3:1-7
Las esposas aparte de someterse a todo lo anterior se deben de someter a los esposos, yo aún no comprendo porque tanto castigo (jaja). Pero lo que si sé es que Dios siempre nos reconcilia con Él y nos hace entender en nuestra mente y nuestro corazón sus mandatos, para revelarnos lo que espera de nosotros, plantarlo dentro de nuestro ser para aceptarlo, amarlo y buscarlo con nuestras fuerzas. Al final de cuentas en Dios todo tiene sentido.
1 Pe 3:8-22.
En estos versículos La Biblia nos enseña los siguientes puntos respecto al sufrimiento:
- Que somos dichosos si al actuar con rectitud sufrimos.
- Es mejor ante los ojos de Dios sufrir por hacer el bien que por hacer el mal.
- Cristo sufrió la muerte por nuestros pecados.
- Jesús sufrió por lo malos.
Dios tiene planes para cada uno de nosotros, y detrás de cada sufrimientos existe un plan o algo que debemos de aprender.
Cuando Cristo vino al mundo como hombre ya había un plan especifico para Él, el plan de salvación y detrás de ese plan el tenía que pasar por mucho sufrimiento, sufrió por los malos y soporto la injusticia de morir por ellos. Él estaba sufriendo por hacernos un bien, rescatarnos y llevarnos a la presencia de Dios.
Cuando tenemos que pasar por una prueba muy difícil y esta nos confunde, sufrimos o cuando anhelamos sueños que no vemos parecen inalcanzables, pero todo lo soportamos por creer que Dios tiene un plan perfecto para nosotros y que el llevarnos a sufrir no significa la falta de su amor o de su gracia en nuestras vidas, sino la firme decisión que Él tiempo por llevarnos alcanzar madurez en nuestro corazones y en nuestra fe.
1 Pe 4:1-11
Los sufrimientos por Cristo que habremos de pasar en nuestra vida pueden ser aceptados con todo nuestro corazón o no. La disposición a sufrir de la misma manera que Cristo sufrió me hace ver que nuestro sufrimiento debe ser algo que sea aceptado con nuestro corazón y mente para que podamos poner todas las fuerzas que Dios nos da para aguantar el sufrimiento y aceptarlo no con reclamo, reproche o tristeza, sino con regocijo en el corazón porque entendemos que pulirnos bajo sufrimiento es plan de Dios.
El sufrimiento en el cuerpo nos hace recordar los sufrimientos que Jesús tuvo en la cruz y nuestra disposición a ello es tanto un mandato bíblico como algo que nos acerca más a nuestro Dios.
1 Pe 4:12-19
El sufrimiento en cada vida es algo inevitable y el sufrimiento de la prueba en la vida cristiana aparte de ser inevitable es algo que no nos debe de tomar por sorpresa, señala Pedro en su carta.
No solo debemos de tener disposición a sufrir y entendimiento de que Dios siempre tiene un plan y nos pule nuestro corazón en cada área a través del sufrimiento, sino que eso debe producir alegría en nuestro corazón de sabe que podemos tener parte en el los sufrimientos con Cristo, nunca sabremos lo que es estar en la Cruz, física, espiritual o emocionalmente, pero menciona la Biblia que por medio de nuestro sufrimiento como cristianos lo podemos hacer.
Ante las burlas o las críticas de llevar el nombre de Cristianos debemos de deleitarnos y alabar a Dios llevar ese nombre.
1 Pe 5
Pedro señala en su epístola los frutos que dejará en nosotros el sufrimiento, la versión Dios Habla Hoy señala que seremos perfectos, firmes, fuertes y seguros. La NVI señala que nos restaurará, nos hará firmes, fuertes y estables.
El sufrimiento pule lo que somos para que seamos mejores, somos mejores cuando aprendemos de nuestros errores y cambiamos para agradar a Dios, el único perfecto es Él, pero nosotros podemos ser cada día mejores de lo que fuimos el día de ayer y de esta manera nos vamos acercando más a Cristo quien es la perfección. Cuando no sufrimos no podríamos crecer de la manera en que lo hacemos cuando estamos sufriendo porque estamos hasta el límite, nuestro espíritu en el sufrimiento es llamado a renovarse, vencerse y conquistarse a sí mismo.
Cuando hemos crecido en nuestro corazón ya no existen las emociones y dudas del pasado, ahora tenemos firmeza en las cosas que ya hemos conquistado, hemos requerido de valor para tenerlas y la firmeza nos ayuda ahora a preservarlas, quizás si no hubiese dolor la débil firmeza se hubiera quebrantada pro el placer y la comodidad, ese no es un ambiente en donde se pueden afianzar nuestros corazones.
Tenemos fortaleza en el corazón que ha sido liberado de sus debilidades, sus errores, de la mente común que ha crecido y se acerca más a la mente de Cristo. Cuando se sufrimos no significa que no seamos fuertes y la fortaleza no es garantía del no sufrimiento. El sufrimiento no es felicidad, el sufrimiento es una prueba para no ser los mismos y no puede haber un corazón más dichoso que aquel que crece para Dios
Dios es quien nos ha construido y no nos dejará hasta ver la obra que el quiere ver terminada en nosotros. Ese hecho me da seguridad, Él ha trabajado y no se irá, me ha forjado y sin duda alguna después del sufrimiento, cuando el tiempo haya pasado voltearé atrás y lo que veré será la renovación por el cual he pasado y del sufrimiento sabré que fue los que necesitaba, que es necesario (1 Pe 1:6)
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